Abuelas normales

Abuelas normales

Esta mañana me ha despertado la voz de mi abuela en casa. Supongo que para muchos no es un hecho noticioso pero déjenme contarles cómo después de casi nueve meses me la he cruzado en la cocina hoy domingo a las once de la mañana.
Mi abuela es una abuela normal. A las abuelas normales nunca les preguntaron si querían tener un carnet de conducir y menos aún coche propio, así que ella convenció a un buen amigo de la familia para venir desde Cieza hasta Málaga solo para vernos. Las abuelas normales son fieles a sus carniceros, panaderos y hasta algún jornalero. Por eso no olvidó traer consigo pollos, caracoles, pimientos, un sinfín de conservas, aceitunas, miel artesana y berberechos. Un festín minuciosamente preparado en neveras azules de playa. Y una empanada recién hecha que tiene las horas contadas. Las abuelas normales no sueñan siempre a la misma hora, hay sofás que recomponen a cualquiera y hay madrugadas en las que es imposible descansar. Por eso fijó la hora de salida a las 04:30h AM, y a esta hora debe de estar llegando a casa ya. Las abuelas normales llaman para saber si has vuelto sano y salvo de un viaje o si el resfriado se te ha curado de verdad. Con la mía suelo hablar más de una vez al día, interrumpe las listas de reproducción de Spotify camino a la universidad para contarme qué libro anda leyendo mi abuelo o qué bronca le ha echado ya. Hoy además le he podido decir lo guapa que está.
Esta mañana me ha despertado la voz de mi abuela en casa. Supongo que para algunos no es un hecho noticioso, pero si hoy domingo la tienes contigo, cuídala.



Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *