Mes: septiembre 2018

Maletas

Maletas

¿Que cuánta vida crees que cabe en una maleta? Es que la vida, en sí misma, puede ser maleta. Porque es ese abrigo con la etiqueta puesta, bordado con el estampado más top de la temporada, y son esas chanclas que se dejan ver entre […]

Entrar en la autovía

Entrar en la autovía

¿Sabes esas veces en las que inevitablemente entras en la autovía con la ventanilla bajada y de repente sientes como el aire te golpea la cara de una forma distinta a la que lo había hecho hasta ahora? Pasa igual a veces con la vida. […]

Los mismos

Los mismos

Eres esa efímera casualidad que se cruza y
No vuelve a ser la misma 
Pero qué bueno buscarla 
Reinventarla 
Cuidarla y mimarla
Y echarla de menos
Inevitablemente equiparla
Compararla
Desearla
E imaginarla
La efímera casualidad que se te cruza y
No vuelve a ser la misma 
No volvemos a ser los mismos
Buscarnos
Reinventarnos 
Echarnos de menos 
Y equipararnos 
Compararnos 
Imaginarnos
Tu y yo siendo otros 
Tu y yo siendo los mismos
Sogni
Dos hermanas y un McDonald’s

Dos hermanas y un McDonald’s

Entran dos hermanas al McDonald’s un domingo a media tarde y piden un helado. Uno cada una. Uno de esos con más cucurucho que crema de nata. De los que tienes que saborearlo con prisa o hacerte con veinte servilletas y una cucharilla para acabar […]

Mi mitad

Mi mitad

Me gustan las coincidencias como las que nos fueron ocurriendo a nosotras. Empezar a ser mami hace veintidós años siendo tu día. La nariz. Los gestos. Algo la boca. Más la sonrisa. Las cuatro extremidades y hasta los rizos aunque los evite de vez en […]

El olor del verano

El olor del verano

Parece que estas (últimas) lluvias nos huelen a que empiece el verano, y aún recuerdo las ganas que tenía el año pasado, porque nunca terminase de acabar.

Y cuento hoy las abuelas que repiten que hasta cuarenta de mayo uno no debe quitarse el sayo, pero es que nos pueden las ganas de biquini mojado y toalla húmeda, esa que recuerdas llevar en la mochila solo cuando la vuelves a necesitar.

Pero cuánto hay que pagar para pisar aquella arena con la misma frescura con la que la pisa un niño que vive su primer verano frente al mar.

El sol sellando el sol que lleva chupando la piel durante meses, la adictiva melanina que nunca nos deja de sobrar.

Parece que las lluvias huelan hoy más que nunca a verano, a esos en los que la inexistencia de horarios laborales eran la regla y no la condición sobre cómo debernos de organizar.

El sol sellando el sol que tu piel empieza bien a asimilar. Debo padecer algún tipo de síndrome confuso que no termino de pillar: añoro el verano como si ayer por la tarde se hubiera ido de casa sin dar señales, cuando en realidad debería estar esperándolo ya.

Crecer supondría entonces un día verme disfrutándolo de nuevo, otro recordando que ya nunca será igual.

Sogni, amigos.