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Poesía 19

Poesía 19

Te has colgado De la miel que hay en sus labios Y ahora solo maldices los surcos en su espalda perfilados Fueron dardos las miradas y el descaro De esquivarnos De besar algún lunar Endulzándote solo las manos

Abuelas normales

Abuelas normales

Esta mañana me ha despertado la voz de mi abuela en casa. Supongo que para muchos no es un hecho noticioso pero déjenme contarles cómo después de casi nueve meses me la he cruzado en la cocina hoy domingo a las once de la mañana. […]

Maletas

Maletas

¿Que cuánta vida crees que cabe en una maleta?

Es que la vida, en sí misma, puede ser maleta. Porque es ese abrigo con la etiqueta puesta, bordado con el estampado más top de la temporada, y son esas chanclas que se dejan ver entre las gafas y los sombreros de paja que necesitas para sentir una isla como si realmente fuese tuya.

Porque cuántas veces es vida un libro o un billón de folios subrayados y anillados en forma de apunte, y eso, que termine siendo también maleta.

Cuantas vidas caben en las fotos que nos acompañan de aquí para allá; y cuántas fotos nos caben en nuestra vida. Son infinitas las ráfagas que capturamos segundo sí y segundo también: absurdo para los que vivieron el carrete finito, esencial para los que nos movemos al ritmo del gigabyte. Ellos también son maleta porque nos anudan a personas y a conversaciones que queremos llevar siempre encima.

¿Aún crees que es calculable lo que una sola maleta puede abarcar?

Caben en ella despedidas, cambios de aire, rupturas drásticas o más previsibles, incluso caben billetes de avión comprados de última hora. Cabe todo lo que cabe en una nueva aventura que te abre alguna puerta, quieras tú o no pasar.

Es que la vida, si no es maleta, si hay alguien que no tiene aún su propia maleta, es en este instante cuando la debe de empezar a llenar.

Porque somos más viaje de lo que uno esperaba, y uno nunca sabe cuando va a tener que volar.

 

Sogni

Entrar en la autovía

Entrar en la autovía

¿Sabes esas veces en las que inevitablemente entras en la autovía con la ventanilla bajada y de repente sientes como el aire te golpea la cara de una forma distinta a la que lo había hecho hasta ahora? Pasa igual a veces con la vida. […]

Los mismos

Los mismos

Eres esa efímera casualidad que se cruza y No vuelve a ser la misma  Pero qué bueno buscarla  Reinventarla  Cuidarla y mimarla Y echarla de menos Inevitablemente equiparla Compararla Desearla E imaginarla La efímera casualidad que se te cruza y No vuelve a ser la […]

Dos hermanas y un McDonald’s

Dos hermanas y un McDonald’s

Entran dos hermanas al McDonald’s un domingo a media tarde y piden un helado.
Uno cada una. Uno de esos con más cucurucho que crema de nata. De los que tienes que saborearlo con prisa o hacerte con veinte servilletas y una cucharilla para acabar con él antes de que éste acabe contigo. Y con las mangas limpias de tu camisa.

Que hace mucho frío, insiste una a la otra, y que este mayo está inquieto y no hay quien acierte con la ropa. Que hay que aprovechar los domingos como este, en los que a media tarde se puede venir a por un helado.

Yo creo que son de buena familia. O al menos fueron educadas para que lo pareciese. Me fijo en sendas piernas y aún en mayo cubiertas con medias parecen. Ahora, esa misma que pasaba frío pero come su helado, relata minuciosamente a la otra las capas de ropa que tuvo que ponerse. Siendo mayo ya y comiendo helado a media tarde. Y lo contradictorio que todo le parece.

La otra, que escucha atenta, parece haber tenido un accidente doméstico. Tal vez un resbalón en la ducha, lleva cicatrices en ambos codos y en la frente.

Voy pensando que pueden ser hermanas. El color que tiñen sus cabellos no coincide, pero en estos tiempos todo vale, y no sería sorpresa que la peluquera en un arrebato de creatividad hubiera querido improvisar con ellas.

Ya no tengo dudas. Sus comisuras y el pigmento de sus ojos podrían ser intercambiables. Mientras escribo y la vez las observo, una no hace más que rechistarle a la otra e insistir que baje el volumen: “¿No ves que aquella chica está estudiando?”

Discuten continuamente.
-¿Pero por qué solo puedes hablar tú?
-Baja el volumen te he dicho

Disimulo y ojeo unos papeles. Pero ella, la que ahora termina de mordisquear el barquillo, un domingo a media tarde en el McDonald’s, hace caso omiso y tararea:

-Fumando espero,
al hombre que yo quiero…-

No puedo evitar reírme y la otra, al ver que es inútil callarla, le sigue:

-Y mientras fumo,
mi vida no consumo

porque flotando el humo
me suelo adormecer…-

(Juraría que ambas rozan el siglo de edad. Casi 100 años de experiencia en una sola persona, comiendo un cucurucho de nata un domingo de mayo a media tarde en el McDonald’s. Solo quería cambiarme a su mesa y escuchar.)

Sogni

Mi mitad

Mi mitad

Me gustan las coincidencias como las que nos fueron ocurriendo a nosotras. Empezar a ser mami hace veintidós años siendo tu día. La nariz. Los gestos. Algo la boca. Más la sonrisa. Las cuatro extremidades y hasta los rizos aunque los evite de vez en […]

El olor del verano

El olor del verano

Parece que estas (últimas) lluvias nos huelen a que empiece el verano, y aún recuerdo las ganas que tenía el año pasado, porque nunca terminase de acabar. Y cuento hoy las abuelas que repiten que hasta cuarenta de mayo uno no debe quitarse el sayo, […]

GO ABROAD

GO ABROAD

¿Tiene límites la corrupción? No hago más que preguntármelo.

Tenía la idea firme de que el desencadenamiento al desprestigio del organismo político, por lo menos había desvinculado el enchufismo de la educación estrictamente pública, pero aquí nos hallamos.

Y mira que ya habíamos asimilado circunstancias. Lo de vivir en un país exento de presupuesto destinado a i+D (al menos con carácter urgente y prioritario). Lo de equiparar los debates televisivos al radio-patio que se genera en los edificios los sábados por la mañana. Lo de verificar las opciones reales que tiene de encontrar un mejor puesto con un mejor salario aquel que estudió y/o estudia en colegio de pago. Lo de la economía sumergida y la latente apuesta por las pagas en negro. Hasta lo de que el fin del bipartidismo solo nos dejaba una partida con más fichas en el tablero pero sin cambios relevantes de estrategias y jugadas, fueran quienes fuesen los participantes.

¿Tiene límites la corrupción? No hago más que preguntármelo.

Creíamos suponer que la educación pública nos alejaría del vínculo que sostienen aquellos que tomaron la justicia acorde a su propia ley, y embarraron el futuro a esos otros que aún así se mantuvieron a su lado.

Ahora que el desprestigio se cuela en nuestras aulas, las mismas en las que creíamos ver prosperidad, orgullo, esfuerzo y trabajo. Ahora corruptas, ahora vacías de confianza. Vacías de salidas laborales limpias, ensuciadas por unos cuantos.

¿Tiene límites la corrupción? Tendremos que salir al extranjero entonces, tenemos nosotros estudiantes el deber moral de averiguarlo.

Imagen: Viñeta de Puebla. (ABC.es)

Materia que se transforma

Materia que se transforma

PUEDES VERLO ANTES O DESPUÉS DE LEERLO. (Supongo que lo harás ambas) https://youtu.be/34nT929PXEg -Óscar Carrasco me arrastró a mi infancia, pero él que iba a saber. El español preparó un “time-lapse” por el que fue galardonado con el segundo premio internacional HIPA (Dubai). Una categoría […]